Espacio de Niñez y Derechos

Este Espacio de Niñez y Derechos, es un ámbito en plena construcción colectiva. Tiene como objetivo colaborar en el desarrollo del Sistema de Promoción y Protección de Derechos del Niño. Se encuentra abierto a la participación de todos, y toma sus decisiones a través de Asambleas. Participar es la tarea.

jueves, 27 de octubre de 2011

ESMA

Treinta años nos llevó ponerle nombre a los demonios de la ESMA, volver a encerrarlos en su esencia, e iluminar de luna las noches abrazadas por el Río de la Plata.

Alfredo Astiz, nuestro ícono mundial del terror, asesino obsceno, ese que nos hizo conocidos en el mundo algo antes que El Diego, sigue con su mirada de hielo, pero esta vez, condenado rigurosamente por esos treinta años de esperanzas y de construcción de poder popular y democrático.  Sin Justicia Divina, sin Comisiones Especiales, sin las Ayudas del Norte, sin arrogancia, sin venganza. 

Treinta años nos llevó, país, mostrarnos que somos capaces del espanto más visceral, pero que pudimos revisar lo que hicimos y lo que no hicimos, para que el desastre medieval amaneciera esa mañana de marzo.  Mensaje al mundo también, pues vale como ejemplo.  Tenemos una historia, que nos recuerda héroes de carne y hueso, que dieron su vida persiguiendo fatalmente una tierra más digna y agradable para vivir.  Mariano Moreno.  Juan José Castelli.  Juana Azurduy.  Manuel Belgrano. Che.  Son tantos y tantos que vayan esos nombres en representación de todos.  Pero no es menos significativo que en este acto debamos poner al pueblo, en su anónimo colectivo, como autor esencial de este logro.  La historia seguramente dirá, que en ese país del sur, se pudo, compañeros.

Es bueno que nuestros chicos sepan qué ha pasado y de qué se trata esta historia.  No cometamos el error de suponer que ellos saben de qué hablamos cuando decimos ESMA o Masera, y un puto escalofrío nos sigue estragando nuestra alma.  Porque al cabo, ni siquiera han visto jugar a Maradona, y Alfonsín es éste y no aquel...  



Mal podemos pedirles que entiendan por qué se sigue estrujando nuestro corazón en esa Plaza, y por qué 30.000 dejó de ser un número en nuestro vocabulario, para transformarse en rostros blancos y negros, que habitan nuestro pasado, mirando siempre al futuro. La memoria no es ayer sino la palabra de cada día. Sin martirizar a nadie con tragedias de desayuno, pero al cabo, es preciso que seamos responsables de valorar que fue la lucha infinita de mucha gente la que permite que hoy, 30 años después, podamos mirar a nuestros hijos sin rubor, y explicarle a todos los hijos del mundo, por dónde hallar ese camino tan esquivo, en donde crecen la memoria, la verdad y la justicia.

Un especial beso a Chicha y a Estela, a Hebe y en su nombre a todas las abuelas y madres de Plaza de Mayo, pues sin sus caricias no nos hubiéramos reconocido sus hijos. 

miércoles, 26 de octubre de 2011

Di que no


Estamos viviendo en un país que mira con esperanza.  Estamos en un año, y a tres días de las elecciones que parecen haber sepultado dictaduras y terrores.  Estamos en un tiempo en el que pensamos en crecer, en trabajar en que todos puedan comer y estudiar. Estamos en una época extraña en donde hasta la violencia suena extraña.  Más de 40 candidatos a intendente han muerto en estos meses de cara a las elecciones colombianas.  No, estamos lejos bien lejos de esas realidades.  Quinientos dólares por mes paga un estudiante de medicina chileno.  Pues no aquí no, y no es gratis, es el Estado quien invierte en formar ese médico.  Estamos en un país y en un tiempo, en el que los niños ya empiezan a discutir sus derechos.  Y en el que por supuesto buena parte sigue desolada y con hambre, pero el alerta está dado y no hay dudas de que eso hay que arreglarlo.
No es cuestión de que todos pensemos lo mismo, pero pareciera que algo hemos avanzado, no se discute el derecho a la vida, a la comida, a la salud.  Es cierto, por momentos parece que no se discute pero tampoco se alcanza, pero siendo objetivos también pareciera que caminamos hacia delante y no que nos venimos hundiendo.  Como verán tanta palabra está lejos del enamoramiento de una campaña política o de una expresión partidaria. Ello me tiene sin cuidado.  

Sólo que mi amigo Enzo, que anda en la otra punta de las Américas -por cierto que hace ya como 30 años-, me ha mandado un video, y como siempre le he echado un ojo.

Tiene razón, el mundo está ardiendo y no podemos disimularlo entre nuestras brisas cálidas de primavera.  Cuando un niño explota en Irak, debe explotarnos en Ciudadela.  Cuando el petróleo justifica la matanza de cientos de miles de personas y los amigos se vuelven de pronto dictadores, los que gobiernan países genocidas se vuelven justicieros, la ONU reza plegarias de justificación… debe retumbarnos también en Quilmes y Vicente Lopez, Zapala o Tilcara.

¿Cuál es nuestro deber para con el mundo? Cuál ha de ser entonces nuestra posición?   ¿Podemos ser un pueblo justo y equitativo cuando el mundo derrama miserias?  ¿Es Wall Street con sus nuevos héroes camporistas el reflejo de lo que viene?  ¿Lo es acaso la Plaza del Sol? ¿Fueron su prehistoria las asambleas del 2001?

¿No es momento de fijar una nueva posición?  ¿De construir ese nuevo escenario mundial, con otros códigos y otras concepciones?  ¿Si nuestras organizaciones internacionales, son fruto del acuerdo de los países victoriosos, asesinos de los países perdedores, genocidas, no es tiempo ya de buscar otros amparos colectivos, otras legitimidades continentales?

jueves, 20 de octubre de 2011

Clase Magistral


Nos pasamos hablando de derechos. 

Intentando aprender a pensar y a construir nuevas formas de amor, de entendimientos, de lazos, de cuidados, de revoluciones.

Seguimos creyendo en ese camino, que quiere y necesita construir nuevas realidades para todos.

En cada encuentro, en cada charla, en cada ocasión que tenemos para recordar cómo hacer las cosas, buscamos nueva música, nuevos colores. Esta es una buena clase para recorrer este camino.


jueves, 6 de octubre de 2011

Sin paraguas

Aquí, otra mirada sobre el encierro, sus efectos, y su sentido...


En la práctica cotidiana con jóvenes en conflicto con la ley penal, una de las pruebas más utilizadas es el Test de la Persona bajo la Lluvia, y los resultados obtenidos acentúan la necesidad de plantearse preguntas sobre las condiciones de imputabilidad de muchos sujetos. (N. de la R.: Este test –“Dibuje una persona bajo la lluvia”, tras lo cual se pide al entrevistado una historia sobre lo que dibujó y que le ponga un nombre y edad al personaje– contribuye a evaluar mecanismos defensivos, temores, conflictos, en un contexto de reacción ante un factor amenazante como la lluvia, que puede referir a presiones ambientales.) En la enorme mayoría de los dibujos de los jóvenes, en cientos de tests administrados, se constata que no está presente el paraguas. La propuesta interpretativa de este aspecto del test es que el sujeto “carece de defensas frente a las presiones ambientales”. Efectivamente, muchos de estos jóvenes se encuentran indefensos frente a las presiones ambientales.
Como comentó el juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni hace unos días en una charla informal, “no es lo mismo la ley del Padre que el Código Penal”. Cuando leo informes en los que se sostiene que el joven en cuestión desconoce la ley, conviene distinguir de qué ley se habla: si se trata de la forclusión del NombredelPadre como significante de la ley o si se refieren a la ley sólo en términos jurídicos. Son tantos los casos en los que se informa que “el joven no ha interiorizado la ley”, que ya no sé si se está hablando de una proliferación de psicóticos o de alguna otra cosa.
Frente a la dureza extrema con que son tratados los jóvenes que trasgreden la ley (penal), se advierte la liviandad con que se trata a un Estado que trasgrede la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la cual, estando por encima de la Constitución, tiene más peso que cualquier ley local. Si las convenciones internacionales y la Constitución nacional, estipulan derechos inalienables para todos los niños –salud, educación, vivienda, alimentación, etcétera–, todo sistema social que vulnere tales derechos es un sistema infractor, que ciertamente “no ha interiorizado la ley”.
Por otra parte, el Código Penal argentino, en su art. 34 inc. 1º, establece que no serán punibles quienes por insuficiencia de sus facultades mentales o por alteraciones morbosas de las mismas no hayan podido comprender la criminalidad del acto o dirigir libremente sus acciones. ¿Qué significa comprender? ¿Es sólo la distinción entre lo que está bien y lo que está mal? Creo que se trata de mucho más que eso. Requiere poseer capacidad de abstracción, la que a su vez permite la reflexión crítica, la capacidad de anticipación de las consecuencias de los actos, la capacidad de elección. Todas éstas son características –según el modelo propuesto por Jean Piaget– de un desarrollo cognitivo que haya alcanzado el estadio llamado de las operaciones formales.
En la práctica, una gran cantidad de jóvenes en conflicto con la ley (quizá la mayoría) no han superado el estadio que Piaget denomina preoperatorio; es decir, que su desarrollo cognitivo se corresponde con el esperable para niños de siete años de edad. Sus acciones mentales aún no son caracterizables como operaciones, por su vaguedad, inadecuación y falta de reversibilidad (Piaget). Los procesos característicos de esta etapa son, en términos piagetianos, la centración, la intuición, el animismo, el egocentrismo y la no reversibilidad.
Por consiguiente, la requerida capacidad para comprender la criminalidad de un acto, y en función de ello para dirigir libremente la acción, se halla obstaculizada por la falta de desarrollo cognitivo. Esta última podrá estar vinculada a diversos factores: desnutrición infantil o nutrición deficitaria –que produce un impacto neurológico irreversible–, falta de estimulación cultural –muchos de ellos han abandonado tempranamente la escolaridad–, déficit del capital simbólico.
La psicoanalista Colette Soler, en su texto “Los afectos lacanianos”, sostiene que “El capitalismo no es tanto el régimen de la explotación del proletario por el capitalista explotador, como el régimen de la producción de lo que llamo el proletario generalizado, al que el capitalismo no propone otros lazos que los que mantendrá, cualquiera será su lugar social, con los objetos de la producción/consumo a los que Lacan llama plus-de-gozar. Ahora bien, no hay lazo social sin las producciones de lo simbólico (...) el capitalismo en cuanto tal, los ha reemplazado por los objetos de su producción. Se habla mucho del aumento de la depresión en nuestra época, pero la verdadera enfermedad del humor del capitalismo es la angustia (...); es lógico porque la angustia es el afecto de la “destitución subjetiva”, afecto que surge cuando el sujeto se percibe como objeto (...) hoy en día la angustia es rebautizada estrés, presión, ataque de pánico, pero eso no cambia nada. Este afecto no prevalece solamente porque el universo del capitalista sea duro (...) sino porque destruye lo que Pierre Bourdieu llamaba el capital simbólico. Este no se reduce al stock de saberes transmitidos (...) incluye los valores estéticos, morales, religiosos, que permiten dar un sentido a las tribulaciones y que, por ende, permiten soportarlas”.
Freud, en El Malestar en la cultura, señala que las pulsiones encuentran regulación en el sujeto humano por la necesidad de la convivencia social. La renuncia a la satisfacción no es sin consecuencias, y la neurosis es la prueba de ello. Ahora bien, sin capital simbólico, los padecimientos procedentes de las renuncias pulsionales se tornan insoportables. Sin capital simbólico, frente a la imposición sistemática del empuje al consumo de objetos, el acto no encuentra mediatización. “Llame ya y tenga...”, “Consiga su tarjeta y disfrute de...”, son mensajes que instalan la inmediatez de la satisfacción como el modo de alcanzar la felicidad, esto es, de disimular la imposibilidad del encuentro con el objeto causa de deseo.
En el caso de los jóvenes en conflicto con la ley, la pretendida satisfacción inmediata con objetos que procuren obturar la falta les es inaccesible. ¿Por qué, si otros podemos obtener de inmediato, tarjeta de crédito mediante, los objetos codiciados, ellos deben resignarse a la imposibilidad? ¿Y con qué caudal simbólico cuentan como para soportar las renuncias, no sólo pulsionales sino de todo orden?
Si en el Test de la Persona bajo la Lluvia traducimos las “presiones ambientales” como las consecuencias del encuentro del sujeto con el Otro, podemos inferir que ese Otro goza demasiado del sujeto. Frente a la emergencia de la angustia, la respuesta del sujeto, desprovisto de capital simbólico, se efectúa bajo las formas del acting out o el pasaje al acto; actos que están lejos de ser calculados y mucho menos dirigidos libremente por un supuesto sujeto de la conciencia.
En consecuencia, resulta imprescindible revisar la definición de inimputabilidad y hacerlo desde el punto de vista del sujeto: porque es evidente que la comprensión de la criminalidad del acto y la capacidad para dirigir libremente las acciones escapa largamente a muchos de los jóvenes en conflicto con la ley que asistimos en la defensa pública; y porque castigar el acto de quien en estas condiciones transgrede la ley es cortar el hilo por lo más delgado, ya que de este modo el sistema condena aquello mismo que genera.
El sistema capitalista deja como resto expulsado a una enorme cantidad de sujetos, de los cuales se ocupa reduplicando dicha expulsión con la pena y la reclusión. La destitución subjetiva es así efecto del sistema, su resultado es la angustia, y el pasaje al acto es el único paraguas que el sujeto encuentra para mediatizar su relación con el Otro. El círculo se cierra con cientos de jóvenes presos, a los que, casi como una ironía, “hay que reinsertar en la sociedad”.


Por Andrea Homene  Psicoanalista. Perito psicóloga en la Defensoría General de Morón. Autora del libro Psicoanálisis en las trincheras. práctica analítica y derecho penal, ed. Letra Viva.