Aquellos que me han escuchado tantas veces, de sobra saben que no estoy a favor del encierro como cura de los males.
Definitivamente en contra, cuando de adolescentes se trata.
Entiendo que los muros que separan a alguien de la sociedad civil, son tan frágiles como lo es la sociedad que los construye. De hecho, hace pocos días hablaba en este mismo espacio del encierro de Rodo, aquel niño que con sus 14 años a cuestas, sabe de prisiones, de lágrimas y de infierno.
Como no lo sabe aquel nefasto personaje que en forma impúdica sigue presentándose en canales de televisión reclamando plata para seguir haciendo felices los niños. Ese pastor de ovejas flacas y amigos poderosos, que sigue siendo una espantosa amenaza de abuso y asco para los cientos de niños que la propia sociedad le sigue entregando. Lamento que la Justicia sea ciega, pues sería bueno que de vez en vez mirara a algunos de los que en su nombre fallan ominosamente en su contra.
Tampoco supo de infiernos, aquel marino traidor del arma y del hombre. Ese desaparecedor de cuerpos y almas,y hacedor de tragedias. Murió en libertad.
Si ese pastor de ovejas flacas estuviera preso, no habría menos chicos con hambre, ni menos embarazo adolescente en nuestra tierra. Nuestras madres seguirían velando sus muertos.
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