Recuerdo cuando íbamos a la Plaza de Mayo con nuestras 30.000 razones en las banderas.
Las Madres y las Abuelas, nos enseñaron que teníamos otras tantas millones de razones, que miraban desde las calles, desde los trenes, desde cada zafra, desde cada escuela, desde aquella mesa sin platos, desde los ojazos de la miseria.
El domingo al mediodía es un buen momento para encontrarnos en la Plaza, es una forma más, de que el país del Nunca Más sea realidad.
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